El espacio creado para este laboratorio-estudio-atelier llamado Salón Rubí, ha sido también un proceso de transformación.

El formato de consultorio se basa en la necesidad de privacidad y diálogo para trabajar. Es necesario incluir una música particular, una decoración escenográfica, que se modifica en ciclos, e incorporar la obra de arte en exhibición.

El salón es un pequeño universo que ofrece un servicio completamente reciclado. Su estilo decorativo siempre rescató elementos del pasado, otorgándoles un valor nuevo y complementario.

Es un espacio de intimidad donde nos observarnos en el espejo y  desarrollamos un proceso de constante transformación a través de la conexión creativa y conciente con el cabello, expresando nuestra imagen de identidad.